Desde antes del principio las sirenas cantaban todo el tiempo, mas que respirar era cantar lo que las hacía vivir. Cantaban, sin noción de tiempo ni espacio, flotando al ritmo de su melodía, en un medio que danzaba con ellas, él era su amigo, el profundo y viejo océano. Pero, de repente una energía diferente comenzó a sentirse, algo no andaba bien. El temible monstruo atacó con sus tentáculos, destruyendo todo, o casi todo. Las sirenas que quedaron, agonizaban, llorando a sus hermanas perdidas. El océano, triste, unió su canto perpetuo y melancólico a los ultimos suspiros de sus amigas, agradecido por tanto tiempo de melodías regaladas. Así nació un canto tan bello y valioso, que el temió por su destrucción, por lo que lo guardó en un ser que fuera lo suficientemente noble para merecerlo y fuerte para cuidarlo. Así creó a la ballena. ;)